jueves, 17 de junio de 2010

Abu Hamid Al-Gharnati, Un granadino por Eurasia

En 1090 las tropas del emir almorávide Yusuf ibn Tasufin amenazaban la Granada del último de los reyes ziries. La familia de Abu Hamid dejó su ciudad para asentarse en Uclés. Su estancia allí no fue muy duradera pues el joven, apenas tenía 12 años, abandonó para siempre la península ibérica y se dedicó a viajar por Oriente hasta los paises más alejados dentro de las fronteras islámicas siguiendo las rutas establecidas.

En el transcursos de su largísimo viaje escribió dos libros: AlMu'rib y Tuhfa, obras documentales de gran valor geográfico. Además de llevar una vida azarosa en la que no perdió en ningún momento su afán por el conocimiento, llevó a cabo una importante misión de divulgación de la fe islámica, realizó operaciones comerciales, fue discípulo de grandes eruditos y maestro de otros, narró con verdadera solvencia literaria leyendeas de los lugares que iba visitando y proporcionó datos importantes de los pueblos por los que pasó.




En 1106 ó 1107 al-Garnati cruzó el estrecho de Gibraltar, llegó a Ceuta y se internó en Marruecos, aunque se desconoce si realmente avanzó hasta el sur, a la ciudad comercial de Siyilmasa. Donde sí se sabe que estuvo fue en Túnez y Kairuán. Con 34 años se encontraba ya en Alejandría, adonde había llegado navegando por el Mediterráneo tras hacer escala en Cerdeña y Sicilia. De Alejandría, urbe en la que realizó anotaciones sobre su arquitectura, marchó a El Cairo, donde se detuvo por un tiempo para estudiar, visitar las pirámides y preocuparse de los sistemas de abastecimiento de agua para riego y consumo del Nilo, rio del que dejó una buena descripción en la que también incluyó su fauna.

Desde Egipto siguió a Damasco, visitó de camino las ruinas de Baalbek y Palmira y llegó a Bagdad, en donde se instaló por un tiempo.

En 1130 se encontraba en Abhar y un año más tarde aparecía en la desembocadura del Volga en el Caspio. Desde allí realizó un viaje por la costa occidental de este mar interior, en el cual tuvo oportunidad de conocer Derbend. Siguió luego el curso del Volga hasta llegar a Bulgar, en 1135, donde dio cuenta de las actividades comerciales que por la zona se llevaban a cabo (espadas por pieles de castor).

Transcurridos 15 años este impresionante viajero se hallaba en Hungría, llamado País de Basgird. Allí permaneció durante unos ochos años desarrollando otra sus múltiples facetas, la de misionero islámico y maestro de árabe. Tras su estancia en este lugar se fue a Saysin e hizo una parada invernal en el país de los saqaliba. Bajó hasta Derbend y cruzó el mar Caspio para llegar a Juawarizm. Estamos ya en 1154.

Al año siguiente, 1155, en cumplimiento de uno de los cinco mandatos del islam, al-Garnati se dirigió a La Meca, en peregrinación, por la ruta de Merw, Ispahán y Basora.

Una vez cumplido el precepto volvió a Bagdad, en donde comenzó a escribir la primera de sus obras, el libro de viajes, AlMu'rib. Una vez terminado, siguió camino a Jurasan y de allí pasó a Mosul, y durante los tres años siguientes se ocupó en la redacción de su segundo relato, Tuhfa. Cuando termió marchó a Siria, y después de permanecer un tiempo en Alepo, llegó a Damasco, ciudad en la que acabó sus días.

Tenía casi 90 años.



Bibliografía: Atlas de los exploradores españoles. Sociedad Geográfica Española

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