miércoles, 6 de julio de 2011

Castrati

En Occidente la emasculación solamente fue cultivada por razones artísticas, para evitar el cambio de voz de los cantantes de las capillas de los príncipes y papas: se trató, sobre todo, de una costumbre italiana, todavía muy en boga en el s. XVIII. Fue la tierra de los papas la que abasteció de cantantes eunucos a toda Europa, apareciendo como enclave de esta industria del bel canto la villa de Nórica, en el estado papal.

Los castrados siguieron entonando sus cánticos en la Capilla Sixtina - erigida por el papa Sixto IV, un chulo excepcional, constructor también de un burdel famosísimo - durante siglos, hasta ¡1920! aproximadamente. No menos de treinta y dos Santos Padres (comenzando por Pio V, un antiguo monje e inquisidor, que, a su vez, ordenó la pena de muerte para el incesto, el proxenetismo, el aborto y el adulterio) tuvieron la misma falta de escrúpulos a la hora de hacer mutilar a los jóvenes. Expresión también de la aversión a la mujer, pues por este medio se evitaba su presencia en los coros.

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