sábado, 27 de noviembre de 2010

Planetas extrasolares

Esta entrada va dedicada a Pedro García, por su afición al espacio y por nuestro deseo de que suba más fotos a Flickr

Existen innumerables soles;
hay innumerables tierras que giran alrededor de estos soles,
de manera similar a la que nuestros siete planetas giran alrededor de nuestro sol. [...]
Hay seres vivientes que habitan estos mundos.
Giordano Bruno, De l’infinito, universo e mondi, 1584.




Estatua a Giordano Bruno en Campo de' Fiori, Roma, el lugar donde la Inquisición lo quemó vivo y con la lengua aherrojada el 17 de febrero de 1600 por inmoralidad, enseñanzas erróneas, blasfemia, brujería y herejía. Entre estas "enseñanzas erróneas" se contaba el heliocentrismo y el principio de la pluralidad de los mundos.

En el momento en que escribo este post según PlanetQuest de la NASA hay 500 planetas extrasolares. El número de mundos detectados alrededor de otros soles crece sin parar. Hay planetas por todas partes: al menos el 10%, probablemente el 25% y hasta el 100% de las estrellas del tipo de nuestro Sol podrían tenerlos girando a su alrededor. Cada día es más cierta la segunda afirmación del cosmólogo napolitano quemado vivo hace cuatro siglos por la Inquisición bajo acusación de inmoralidad, enseñanzas erróneas, blasfemia, brujería y herejía. Ni más ni menos.

Bruno no fue el primero de los humanos en defender la pluralidad de los mundos habitados. Que se recuerde, este honor recae en los atomistas griegos, esencialmente materialistas filosóficos:  Leucipo, Demócrito o Epicuro acariciaron el concepto. Sin embargo Platón y Aristóteles se oponían y afirmaban que la Tierra tenía que ser única, con la humanidad (y sobre todo unas ciertas clases de la humanidad) en la cúspide de la creación.

Por motivos obvios, a los cristianos les gustaban mucho más las ideas de Platón y Aristóteles que las de los ateos atomistas. Así que cuando la Cristiandad se impuso en Occidente, lo hizo bebiendo de una cosmología clásica geocéntrica y creacionista donde la Tierra constituía un caso único y nuclear en el cosmos: el lugar elegido por Dios. La idea de que este no fuera más que un mundo cualquiera con una vida cualquiera en un rincón perdido del cosmos era –y es– difícil de conciliar con una teología salvífica antropomórfica: el Hombre creado a imagen y semejanza de Dios, el Dios encarnado en Hombre, la verticalidad del poder y de la revelación y todo ese rollo.

No resulta, pues, de extrañar que los cristianos en general y los católicos en particular se tomaran cada pensamiento discrepante como un ataque frontal a su fe y a su poder. Pese a ello, al menos Nicolás de Cusa planteó ya algunas discrepancias notables al respecto (hacia 1450).

La pluralidad de los mundos habitados aparece, aunque de pasada, en la literatura islámica medieval. Algunos de los maravillosos Cuentos de las mil y una noches incluyen elementos que hoy en día llamaríamos de ciencia ficción; entre ellos, Las aventuras de Bulukiya relata un viaje por diversos planetas habitados.

Pero Bruno sí fue el primero que planteó el asunto en términos modernos, protocientíficos. Con su muerte y la inclusión de todas sus obras en el Índice de Libros Prohibidos, aún tuvo que transcurrir casi otro siglo antes de que la idea empezara a generalizarse en el pensamiento occidental.

Ocurriría en 1686, con las Conversaciones sobre la pluralidad de los mundos de Fontenelle, y más decisivamente a partir del triunfo de la Ilustración en el siglo XVIII. Locke, Herschel y hasta los padres fundadores de los Estados Unidos Adams y Franklin exploraron provechosamente la cuestión.

Al llegar el siglo XX, ya sabíamos de sobras que las estrellas del cielo son soles como el nuestro, mayormente distribuidos en grandes galaxias, y sospechábamos con fuerza que debía haber muchos más mundos alrededor de esos otros soles. Pero no teníamos ninguna prueba fehaciente al respecto.

Y ya sabeis que en ciencia son muy puñeteros con eso de las pruebas fehacientes.

1 comentario:

  1. Gracias Víctor por la dedicatoria. El tema, como tantos otros, me apasiona. Sin retroceder tanto en el tiempo los descubridores del primer exoplaneta también sufrieron trabas (mofa, befa y dificultad de obtención de utilización de tiempos en observatorios) por parte del resto del estamento científico, oyéndolos en algún documental prácticamente les decían que tiraban su carrera por la borda estudiando semejante memez indemostrable. Sólo hace 15 años de eso. En cuanto a lo de flickr, imagino que esta semana pondré algo, tengo como 40 fotografías “candidatas” pero como me gusta todo, cualquier tema pues no tengo claro qué poner (últimamente me da por desenfocar a conciencia, je). Te envío un correo cuando suba alguna.

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