jueves, 28 de enero de 2010

El desembarco en Menorca en 1781

Capturada por los británicos en 1708 durante la Guerra de Sucesión Española y cedida oficialmente a raíz del Tratado de Utrecht, pasó a ser durante setenta años una dependencia británica (y el puerto de Mahón una base naval británica en el Mediterráneo) en el siglo XVIII.

La presencia británica impulsó la economía de la isla y la ciudad de Mahón se convirtió en un centro comercial y de contrabando de primer orden en el Mediterráneo. La influencia británica se puede apreciar en la arquitectura local. Por el contrario, Ciudadela, sede episcopal y donde residía la mayor parte de los propietarios terratenientes y nobleza local, languidecía.

Avanzemos en el tiempo:

Apenas iniciada la guerra de 1779, la lucha entre España e Inglaterra en Europa significaba dos frentes: el Peñón y Menorca, ambos conectados para ayuda mutua. Asi que lo mejor para los intereses españoles era reconquistar la isla ya que existían informes reservados previos sobre la situación militar inglesa y el ánimo de la población; el conde de Floridablanca había hecho ver al monarca Carlos III que la bahía menorquina acogía a más de 80 corsarios que infestaban el Mediterráneo, además de ser el mejor y único abrigo que tenían los ingleses para sus escuadras en aquel mar.

Afortunadamente para los intereses españoles la expedición pudo mantenerse en secreto haciendo creer a todos los interesados que se preparaban un gran bloqueo contra Gibraltar para cerrar el Mediterráneo; subterfugio que se mantuvo hasta que los barcos estaban en ruta.
A la decisión de Carlos III se unió los problemas de Inglaterra: se veía acosada por las escuadras combinadas hispano-francesas desde el canal de la Mancha al seno mejicano, expulsada de Honduras e islas antillanas y Florida, hostigada por sus colonos norteamericanos, enfrentada con Holanda y opuesta a las demás potencias europeas contrarias a su proceder con el comercio marítimo.

En julio de 1781 fondeaba en la bahía de Cádiz una concentración naval de 73 embarcaciones mercantes fletadas por la Real Armada para el transporte de tropas, material de guerra y víveres, con destino ignorado. Días después se les unieron dos naves más en aguas de Cartagena. Estaban divididas:
1º Por clases:

Fragatas....................34
Polacras....................10
Bergantines..................9
Urcas....................... 5
Paquebotes................. 4
Saetías..................... 3
Jabeques.................... 3
Pingues.................... 2
Sin especificar............. 5

2º Por su nación:

Españolas.....................37
Genovesas.....................11
Holandesas.................... 9
Suecas........................ 5
Napolitanas................... 4
Portuguesas................... 3
Imperiales.................... 2
Toscanas...................... 1
No consta..................... 3

3º Por servicios: 20 al cuerpo de artillería y tren artillero (aparte del trasnportado a bordo de los buques de guerra), 1 para los ingenieros, 3 con víveres, 2 de hospitales y el resto para el transporte de tropas (49).

En cuanto al tonelaje, iba desde las 416 toneladas de una fragata española hasta las 62 de un bergantín también español. Las dotaciones de los barcos mercantes sumaban unos 1.000 hombres, las de los buques de guerra ascendían a 4.588 sumando oficiales y marinería, mientras que las tropas sumaban alrededor de 8.000 soldados.

Los buques se hallan al mando del Brigadier mayor general de la Armada don Buenaventura Moreno, mientras que el jefe de la expedición de mar es el teniente general del ejército duque de Crillón, de nacionalidad francesa, quién embarcó en el buque insignia del comandante de la escuadra y del convoy.

El 19 de julio la armada surta en la bahía gaditana hizo triple salva de veintiún cañonazos y descargas de fusilería en celebración de la conquista de Pensacola, que se estimo como buen augurio para la expedición que se iba a emprender. Pero esto merece otro post.

A las nueve de la mañana del día 21 empezó a salir del puerto de Cádiz la escuadra combinada hispano-francesa de Córdoba, seguida por la de Moreno, fondeando en las cercanías de Rota a la espera de la naves mercantes que salieron al día siguiente. La flota combinada hispano-francesa se separó de la flota de Moreno y puso rumbo al Atlántico. Mientras tanto, el convoy dió la señal de zafarrancho de combate al embocar el Estrecho.

El día 27 salieron de Algeciras con rumbo a Cartagena cuatro embarcaciones con cargas para cuatro cañoneras. El día 29, Floridablanca había dispuesto que los capitanes generales de Barcelona y Mallorca atendiesen preferentemente las demandas de los mandos del convoy. Crillón dio una instrucción militar con fuerza de ordenanza cuyo artículo primero se refería a los menorquines:

“Siendo todos los habitantes del país oriundos de España y no habiendo dejado de tener nunca el corazón español, de ningún modo se deberán considerar como enemigos, antes al contrario será preciso tratarlos con la mayor suavidad y amistad, debiendo todos los individuos del Ejército considerarse en esta isla como si estuvieran en el centro de España.”

El día 19 de agosto el convoy pasó frente al Castillo de San Felipe, quiso el brigadier Moreno acercar el navío a medio tiro del castillo e izar ante el enemigo la bandera y gallardetón acompañándolo de un cañonazo. A las dos de la tarde el convoy llegó a la Mezquida donde comenzó el desembarco en primer lugar la falúa del navío insignia con el duque de Crilón, brigadier Moreno, mayor general Roca, mariscal conde de Cifuentes, coronel marqués de Peñafiel, cuartel maestre general Lemaur, comandante de la artillería Tortosa, intendente Montenegro, capitán de navío Castejón; plantaron la bandera de la falúa en un montecillo a la vista de los embarcados. El desembarco duró hasta la medianoche sin ser molestados por los ingleses y contemplado por algunos paisanos que vitoreaban los colores españoles.

Las tropas inglesas en la isla apenas si enfrentaron a las españolas, el avanze por toda la isla fue meteórico. La isla de Menorca volvía a ser española después de 5 días de combates, las tropas tomaron el arsenal, así como 53 almacenes valiosos, apresaron varias embarcaciones, hechos más de 150 prisioneros, tomados cañones, establecido el cuartel general en Mahón, acampadas las vanguardias ante el castillo, bloqueado el puerto, entrados por tierra en Ciudadela y Fornells los destacamentos de los marqueses de Avilés y Peñafiel y acatada jubilosamente la soberanía de Carlos III, “el 24 era toda la isla del rey de España, excepto el fuerte de San Felipe.”
El fuerte de San Felipe caería pasados tres meses y medio.

Merced a tan venturoso acaecimiento fue confirmada tal soberanía por la paz de Versalles en 1783 y reafirmada en 1802 por la de Amiens.

Como anécdota lúdico-religiosa: cada año se celebra en la isla canaria de Tenerife la festividad de la Pascua Militar, que se instituyó en 1782, bajo el reinado de Carlos III, como expresión de júbilo por la recuperación de la isla.


Tomado de: José Gella Iturriaga. Revista de Historia Naval nº 1

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