Fue, durante toda su vida, un cura de pueblo, reconocido y apreciado por sus parroquianos pero en secreto era un ateo. Llevó un diario donde apuntaba todos sus pensamientos y sus remordimientos de conciencia.
Una frase me llamó especialmente la atención:
No se puede esperar ningún bien ni temer ningún mal tras la muerte, aprovechad pues sabiamente el tiempo, viviendo bien y gozando sobria, pacífica y alegremente si podéis de los bienes de la vida y de los frutos de vuestros trabajos, pues es lo que os pertenece y el mejor partido que podéis tomar, ya que la muerte, al poner fin a la vida, también pone fin a todo conocimiento y todo sentimiento del bien y del mal.
Jean Meslier 1664-1729.
Precisamente ayer estuve en el cementerio de Gibraltar haciendo fotos, es un sitio bonito y curioso, y dejando a un lado las clásicas llanitadas (que surgen por doquier) ese "carpe diem" (en llanito "carpe the end") es lo que piensas cuando estás en un sitio así.
ResponderEliminarPon fotos, ¡ya!
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