Una vez completada la conquista del Reino de Granada, el cubil más cercano de los piratas en el Estrecho era la ciudad de Melilla, los RRCC dieron autorización al Gobernador de Andalucía, Juan Alonso de Guzmán para que organizara una expedición de castigo. Este era conocedor de que la ciudad melillense debido a las continuas guerras ssostenidas entre los Reyes de Fez y Tremezen se hallaba casi despoblada; por lo que decidió realizar una operación de conquista.
Para ello encomendó los preparativos al jerezano Pedro de Estopiñán Virués. Había nacido entre 1460 y 1470, servidor de los Duques de Medina. Cuentan los cronistas que estando con la Duquesa en la Almadraba de Conil con apenas 18 años, se acercó una Galeota de moros haciéndose pasar por pescadores y una vez cerca de estos, capturaron uno de los buques que allí faenaba y se llevaron cautivos a los tripulantes. Alejados inmediatamente del lugar de la acción con la presa, los piratas levantaron una señal pidiendo rescte. Entonces la Duquesa envió a Pedro para que fuese en una barca de remmos a ver como podía rescatar a sus hombres, sin armas y con tan solo tres o cuatro marineros. "Llegó Estopiñán donde la galeota estaba, trató de rescte y el moro le pedí excesivo precio, ofrecióle por cada cautivo bastante dinero y el moro no lo quiso aceptar, y viendo la resistencia hizo que se despedía, y acercándose el capitán moro al borde para despedir a Estopiñán, se abrazó a este con él y lo arrojó al agua: los que estaban en la barca lo recogieron antes de ahogarse el moro y recibiendo tamibén a Estopíñán remaron ligeros para tierra sin que la Galeota pudiera favorecerlo, por estar ancorada al hacer armas por no matar a su capitán, y con este ardid dieron los moros de la galeota toda la presa que habían hecho por el Capitán que traxo."
Quizás por esta y otras historias, hazañas y valentías de este jerezano se le encargó tan importante misión.
Primero exploró la península de Tres Forcas, lo que realizó disfrazado de mercader en unión del artillero Francisco Ramirez de Madrid. Una vez de vuelta con los informes, preparó el Duque una escuadra que, con una dotación de 5.000 hombres, salió de Sanlucar de Barrameda en el mes de septiembre de 1497, partiendo con buen tiempo y deteniéndose en el mar para entrar en Melilla al amparo la oscuridad. Desembarcado en silencio, llevó a tierra un entramado de vigas de madera y otros materiales, estuvieron toda la noche trabajando reparando la muralla y cuando al otro día los moros que andaban por los campos vieron la muralla y torres levantadas, a pesar de hacer algún combate, se retiraron dejando la ciudad en manos españolas. Era el día 17 de septiembre de 1497.
Muchos fueron los esclavos y cautivos que fueron liberado con la toma de tan importante bastión, aunque otros cientos, miles de ellos se pudrían en casas particulares, trabajos forzados, galeras y mazmorras por toda Berbería esperando el ansiado rescate.
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