El 2 de agosto de 1343, el señor Olivier de Clisson , uno de los nobles más influyentes de Nantes, acusado de intrigar con los ingleses, fue llevado a París y decapitado. Su cabeza fue devuelta a Nantes y colgada de la muralla de la ciudad.
Su viuda, Jeanne de Belleville, célebre por su belleza en todo el reino de Francia, juró vengar la muerte de su marido. Hipotecó sus bienes, vendió sus alhajas y los muebles de sus posesiones y con el dinero así reunido compró y equipó tres sólidos navíos.
A la cabeza de esta escuadrilla, la Dama de Clisson (así es conocida en los anales de la piratería) se puso a surcar el mar, concediendo una atención especial a la costa de Francia, no dando cuartel a ninguna de sus víctimas, cortando cabezas, hundiendo buques y quemando aldeas.
En los encuentros navales era la primera en saltar al abordaje, teniendo al lado a sus dos hijos, jóvenes tan gallardos y tan feroces como su madre.
Por desgracia, no sabemos cómo terminó su vida de pirata, los anales de la época no nos cuentan nada sobre ella, simplemente se desvaneció entre las sombras de los siglos.
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