La
isla de Tidore forma parte, junto con su casi gemela Ternate, del
archipiélago norte de la provincia de Molucas, además de Halmahera
y Morotai; y los archipiélagos menores de Bacan y de Sula. La
capital es Ambón en la isla de Seram.
Son
las famosas Islas de las Especias, donde abundan los volcanes y las
lagunas. Se hablan más de 150 dialectos, actualmente sus tradiciones
están muy impregnadas del rastro de culturas occidentales,
especialmente portuguesa y española. Algo que se mantiene en su
folklore, en algunos apellidos, en los vestigios monumentales y
nombres de ciudades.
Ambas
islas forman dos conos casi perfectos, uno enfrente de otro,
separadas por unos 3.500 metros en un brazo de mar estrecho y
profundo en el que se asienta la isla más pequeña de Maitara.
La
isla Tidore
La
historia de Tidore (volcán de 1750 metros de altura), está dominada
por la rivalidad con Ternate. Primero entre los dos sultanes de una y
otra isla; después por el apoyo dado por los españoles a los
tidoreños frente al Sultán de Ternate y sus aliados portugueses; y,
más tarde, con las dos coronas unidas bajo Felipe II, chocaron con
los holandeses que se asentaron en Ternate.
Éste
sería un brevísimo resumen de una azarosa historia que dominó los
siglos XVI y XVII en el océano Pacífico. A partir de 1648 (Paz de
Westfalia) España cede el control de las Molucas para concentrarse
en Filipinas y la compañía holandesa V. O. C. ocupa el archipiélago
moluqueño, estableciendo el monopolio del clavo y de las demás
especias.
En
la actualidad, 1994, Tidore es una isla pobre dedicada básicamente a
la agricultura (clavo, mango, coco) y a la pesca. Su infraestructura
es precaria y elemental. Una sola carretera asfaltada rodea el
perímetro de la isla que dispone de un único hotel de 12
habitaciones. Encontramos cuatro emplazamientos de tradición
histórica.
El
fuerte Tsjobbe
No
quedan más que los restos. Se trata de una atalaya de reducidas
dimensiones, situada al Norte del embarcadero de Rum. Fue construida
por los hombres de Espinosa, que mandaba la Trinidad y que
permanecieron en Tidore cuando la expedición de Magallanes, desde
entonces mandada por Elcano, prosiguió viaje con la Victoria. La
Trinidad se vio en la necesidad de permanecer en la isla para
reparar, ya que los fondos y la quilla de la nave habían sido
afectados por la broma. Construyeron una pequeña factoría para el
acopio de especias y la protegieron artillando el reducto con las
piezas de la Trinidad que no pudo seguir navegando.
El
día 8 de noviembre de 1521, la Victoria y la Trinidad fondearon en
Tidore, al día siguiente el Sultán Al-Mansur fue recibido a bordo.
Vio en la llegado de Elcano un apoyo decidido frente a los ternateños
(apoyados por un pequeño destacamento portugués), no dudó en
proclamarse vasallo de Carlos V y en bautizar a Tidore con el nuevo
nombre de “Castilla”, en honor al emperador.
Los
marinos españoles fueron agasajados por el sultán con numerosas
fiestas, en una de las cuales quedaron impresionados por “una
procesión de cincuenta mujeres, todas adornadas de seda desde la
cintura hasta los pies que portaban bandejas de manjares sobre sus
cabezas y eran escoltadas por hombres que llevaban grandes jarras de
vino y que más tarde ejecutaron la danza guerrera cakalele. Cuando
el banquete finalizó, las mujeres capturaron jugando a algunos
españoles y fue necesario entregar algunos regalos para que éstos
volvieran a recobrar su libertad” nos cuenta el cronista
Pigafetta.
Pasados
los días y zarpado Elcano con la Victoria, los hombres de la
Trinidad se dedicaron a recolectar especias. Poco tiempo después
fueron atacados por los portugueses, quienes se apoderaron de la
factoría. Los portugueses reforzaron y acondicionaron el fuerte,
dándole su fisonomía definitiva.
Las
ruinas de la ciudad real de Marieku
En
octubre de 1525 alcanzaron las Molucas, 150 hombres de los 450 que
habían zarpado desde La Coruña en agosto, entre los muertos se
encontraban don García Gofre de Loaysa, almirante de la escuadra, y
su sucesor en el mando, el grande Juan Sebastián Elcano (murió el 7
de agosto y fue lanzado por la borda con todos los honores).
Las
islas estaban ocupadas por los portugueses. Los españoles se
asientan de nuevo en Tidore. El clima de tensión va creciendo entre
los dos grupos ibéricos. Los portugueses recibieron el refuerzo de
100 soldados. Se terminó la tregua. Los portugueses acompañados por
1.000 ternateños atacaron a los españoles de Tidore. Asolaron la
ciudad real de Marieku, de la que no quedan más que unas piedras,
apenas visibles entre la maleza. El interés que presentan los restos
es escaso hoy día, y su acceso es muy dificultoso.
El
fuerte Torre o fuerte Tohula
El
calificativo español aparece en algunos mapas de la época, puede
responder a dos razones: la primera, por referencia a su
construcción, en la que destacaba una torre, aún en pie, aunque
desmochada. La segunda, de origen más dudoso, derivaría del nombre
del comandante de la fortaleza don Hernando de la Torre, entre 1527 y
1529.
Esta
fortaleza nos lleva a recordar al conquistador de México, Hernán
Cortés, quién recibió una misiva del emperador Carlos, fechada en
Granada el 20 de junio de 1526, en la que le informaba de las
sucesivas expediciones enviadas a “las nuestras islas del Maluco”
Poniendo en su conocimiento de la armada al mando de Sebastián
Caboto, que había partido ese año con tres naos y una carabela para
“también ir a las dichas islas del Maluco.” Cortés, informado
de las desdichas de la armada de Loaysa, decidió enviar socorro a
los españoles “de las Malucas”. En noviembre de 1527 salieron de
Nueva España dos navíos y un bergantín. Las dos naos se hundieron,
solamente la “Florida” pudo llegar a las Malucas, fondeando en
Tidore el 27 de marzo de 1528.
Mientras
la armada se dirigía a las islas, los españoles habían continuado
sus escaramuzas con los portugueses y sus aliados. La Torre había
pactado el fin de las hostilidades con los lusitanos y se había
asentado en la isla. El fuerte Torre debió ser el lugar del nuevo
asentamiento al tiempo que la nueva ciudad de Soa Siu, sede del
Sultán, se extendía en sus proximidades.
Actualmente
el fuerte, en ruinas, se mantiene discretamente en pie. No es
fácilmente visible desde la carretera.
Palacio
del Sultán de Tidore
Del
palacio de los sultanes sólo quedan restos, entre ellos las
escaleras de acceso y algunos lienzos de mampostería. Al parecer el
palacio fue destruido durante los combates que enfrentaron a los
españoles con los holandeses en la primera mitad del s. XVII. Existe
un grabado holandés que representa el ataque de la escuadra del
almirante Hoen a Tidore, en 1609, donde figura un palacio en
llamas.
El
folklore actual de las Molucas, y no únicamente en Tidore y Ternate,
recoge ecos de la presencia militar española en el archipiélago. La
danza del “cakalele”, aporta datos significativos. El “guerrero”
cubre su cabeza con una reproducción del capacete, el casco por
antonomasia de los hombres de armas españoles de los s. XVI y
XVII.
La isla de Ternate
Su
volcán tiene una altura de 1721 metros. Es de menor extensión que
su vecina y notablemente superior en desarrollo. La última erupción
volcánica fue en 1990.
Ternate,
como ya hemos contado, fue una posesión portuguesa opuesta al Tidore
español. Más adelante, a partir de 1580, durante la unión
peninsular, castellanos y portugueses, pues españoles eran todos,
harán causa común frente a la nueva amenaza holandesa.
Una
mancha en el blasón portugués fue el ocurrido con la armada de Ruy
López de Villalobos, enviada desde el virreinato de Nueva España en
1542 a descubrir nuevas islas, y que los temporales obligaron a
buscar refugio en Tidore. El gobernador portugués arremetió contra
los hombres de Villalobos, enfermos y cansados de luchar contra los
elementos, que terminaron siendo hechos prisioneros y enviados a
Ambón en cautiverio. La mayoría fallecieron de beri-beri,
incluyendo el propio almirante quiern recibió la extremaunción de
un joven misionero llamado Francisco Javier quien intentaba convertir
a los musulmanes de las islas.
Los
portugueses fueron expulsados de Ternate en 1575 por el sultán Baad.
Se entra en una época de vacio europeo en las islas, con la
excepción de alguna visita ocasional como la del pirata inglés
Francis Drake.
En
la isla de Ternate quedan restos etimológicos de la presencia
hispano-portuguesa como son las poblaciones de Kastela y Bastiong,
así como La Laguna (talmente en español).
De
los diversos fuertes que existen en la isla, al menos tres de ellos
están fuertemente vinculados a España. Son el fuerte de Nuestra
Señora del Rosario, el fuerte de San Pedro y San Pablo y el antiguo
fuerte Malayo o fuerte Oranje, que fue uno de los mayores puntos de
choque entre españoles y holandeses. Pigafetta, cronista de
Magallenes y después Elcano en su viaje, nada dice sobre los fuertes
de Ternate, que no habrían pasado desapercibidos en la detallada
descripción de las islas que hizo.
Fuerte
de Nuestra Señora del Rosario
Al
parecer el capitán de Brito recibió autorización para construir un
castillo en 1522, en la amplia acepción del término entonces, es
decir, almacén, cuadra, factoría, dormitorio y fortaleza, en las
proximidades de la ciudad de Gammalamma, donde residía el sultán
Bolief. El castillo de piedra portugués poco a poco fue
levantándose. A lo largo de décadas.
En
1575 los portugueses son expulsados de Ternate. Cinco años después
se produce la unión de las dos coronas peninsulares. En ese época
se inicia la penetración holandesa en Ternate, el sultán se alía
con la compañía holandesa V. O. C. (Vereenigde Oostindische
Compagnie).
En
1606, don Pedro de Acuña, gobernador general de Filipinas, arma una
flota de 37 buques de distinto porte, con un total de 1.300
españoles, 400 filipinos y 650 remeros de esta nacionalidad. Llegan
a Tidore, el sultán renueva su vasallaje al Rey de España, Felipe
III. Al amanecer del 1 de abril desembarcan en Ternate. Dos columnas
se dirigen al fuerte de San Pedro y San Pablo, los ternateños, a
pesar de su superiodad artillera se deciden por el cuerpo a cuerpo.
Son aplastados por la infantería española. Al mediodía el fuerte
se rinde. Don Pedro se dirige hacia Gammalamma y el fuerte de Nuestra
Señora del Rosario, el sultán Said huye. Los holandeses se aprestan
a la defensa, pero son arrollados por el asalto español. Estos
capturan la factoría holandesa, en la que encuentran dos mil
ducados, grandes depósitos de clavo y numerosas mercaderías.
El
sultán Said vuelve a su palacio al haberse rendido y reconocido la
soberanía española sobre el sultanato. El 10 de abril de 1606 los
españoles y ternateños firmaron la paz. Don Pedro de Acuña,
cumplida su misión, regresó a Manila en el mes de mayo.
Durante
los meses sucesivos se levantaron puestos fortificados y guarniciones
en las pequeñas islas vecinas; el fuerte de Nuestra Señora del
Rosario albergó a 200 soldados, y cerca de 100 familias de
portugueses, mestizos portugueses y españoles.
El
fuerte de Nuestra Señora del Rosario se puede visitar en la
actualidad, aunque su interior está en ruinas, aún se aprecian los
muros y parte de la torre central.
Los
holandeses no habían estado ociosos desde su derrota, el capitán
L´Hermite llegó a acuerdos secretos con el Sultán de Jailolo. A
pesar de sufrir diversos reveses ante las tropas españolas, pudo
conseguir una base en el antiguo fuerte Malayo, abandonado por los
portugueses. Lo reconstruyó y lo puso en estado de defensa. Fue
sitiado por los 250 españoles en junio de 1606 y defendido por 140
holandeses y ternateños aliados de estos. No pudo ser expugnado por
los españoles. Esto animó a las fuerzas holandeses a extender su
acción sobre Ternate y Tidore. Está situado en el centro de la
moderna Ternate. Hoy día lo ocupa la policía local y es el único
que presenta ciertas condiciones de habitabilidad.
Fuerte
de San Pedro y San Pablo
Ya
hemos visto que las tropas de Don Pedro de Acuña lo asaltaron y
ocuparon en 1606. Fue empezado a construir después de 1525, las
crónicas portuguesas cuentan que aquí fue asesinado el sultán
Hairun por Antonio Pimentel en 1570. Lo que dio lugar a una guerra de
cinco años, que terminó con la derrota portuguesa y su expulsión
de Ternate.
Se
conservan los muros exteriores, pero no se puede acceder al interior.
Los desniveles, la vegetación y los reptiles aconsejan observación
prudente desde la carretera.
Fuerte
Toloco
Un
fuerte portugués, no existen indicios de presencia española. Buen
estado de conservación exterior.
Fuerte
Santa Lucía
Conocido
como “El bastión”. No llegó a terminarse y hoy las aguas de la
bahia de Talangame penetran entre sus muros.
En síntesis, Tidore y Ternate, islas donde la presencia de España puede aún palparse en los vestigios de las fortificaciones, en las tradiciones del folklore y en las etimologías de muchos términos de su vocabulario, constituyen lugares de enorme interés no sólo para el historiador sino para todos los españoles que discurran por esas latitudes. El buque escuela Juan Sebastián Elcano estuvo por esas aguas en 1994.