Nacido en noviembre del 1466, ingresará como hombre de armas en la guardia pontificia en 1484. Al ser proclamado Papa Alejandro VI (el Papa Borgia) decide irse a Urbino al servicio del Duque. Al poco tiempo peregrina a Tierra Santa, donde entra en la Orden de San Juan de Jerusalén.
A su regreso a Italia, entra al servicio de Juan de la Rovere, para proteger las plazas napolitanas, conquistadas por los franceses, ante los ataques del Gran Capitán. Defiende la plaza de Rocaguillermina. La plaza cae, pero Fernández de Córdoba trata de atraer a Doria al servicio de España, infructuosamente.
En 1512, con 46 años, es nombrado Almirante de la flota Genovesa, y tiene sus primeros enfrentamientos con los franceses, y con los turcos por otro lado. En 1521 está claramente del lado francés en contra del Emperador Carlos. Incluso organiza un plan para liberar al Rey Francisco I, prisionero en Madrid, pero éste lo disuade pues había dado su palabra de no tratar de escapar.
Una vez liberado, Francisco I lo nombra Capitán General de la flota francesa del Mediterráneo.
En el verano de 1528 las relaciones entre Andrea Doria y la corte francesa estaban ya algo deterioradas y el contrato firmado entre ambos llega a su término, además de debérsele mucho dinero. Aún así, el rey francés, Francisco I, le exige la entrega de varios prisioneros españoles, entre ellos el Marqués del Vasto. Por temer una posible captura por parte de los franceses se refugió en el castillo de Lerici (la Spezia) posesión más oriental de la República de Génova, llevando consigo algunos cautivos aliados de España de los que era buen amigo.
Según un manuscrito del Seiscientos, Juan Bautista Petrioccioli, fiel amigo de Doria, le ofreció un banquete a él y a los presos más importantes. Probablemente en esta ocasión, con la intervención del propio Marqués del Vasto, Andrea Doria decidió entablar negociaciones para ofrecer sus servicios a Carlos V a cambio de una más amplia autonomía política y comercial para Génova.
Esta alianza, formalizada unas semanas después, originó una larga amistad entre España y Génova, que se mantuvo hasta fines del siglo XVIII
Su primera acción al servicio de España fue ayudar a levantar el sitio de Nápoles, asediada por los franceses. Después libera Génova, ocupada anteriormente por los franceses. Acepta ser nombrado “Padre de la Patria”, el emperador Carlos lo nombra Almirante Mayor y Gran Canciller del Reino. Le concederá el Tosión de Oro en 1530.
En 1535 acompaña al mismísimo emperador en la Jornada de Túnez contra Barbarroja. Después de diversos enfrentamientos entre ambos, reconquista Castelnuovo.
Cuando en 1543, Barbarroja apoyado por los franceses conquista y saquea Niza, Doria acude desde España, desembarca a las tropas de infantería española del marqués del Vasto que recuperan Niza y hacen huir a la flota franco-turca.
En 1547 sufre un atentando que casi le cuesta la vida. Ante las intrigas políticas genovesas, acepta en Génova una fortaleza guarnecida por tropas españolas. La conjura había sido liderada por los Fieschi, familia noble opuesta a los Doria.
En 1548, con 80 años, pasa con sus naves a la Bahía de Rosas, donde embarca el Príncipe don Felipe, que le acompaña a Italia y se aloja en Génova en el palacio del anciano Almirante.
En 1552 lleva de España a Italia 6.000 hombres y un millón de ducados, necesarios para la guerra en Italia. Acude a socorrer a Nápoles y Sicilia, atacados por los turcos. Con 40 galeras se enfrenta a 120 galeras otomanas, siendo obligado a retirarse después de perder 7 barcos, pero consiguiendo desembarcar tropas de refuerzo. Tenía 84 años.
Muere el 25 de noviembre de 1560, a punto de cumplir los 94 años.
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