El siguiente artículo ha sido realizado gracias a los fragmentos extraídos de la Gaceta de Madrid. Tienen como casi únicos protagonistas a las unidades de la Armada. De las acciones realizadas por nuestros corsarios, aun siendo también numerosas e importantes, he preferido dejarlas para más adelante.
Empezó el bloqueo de Gibraltar el 17 de julio de 1779 y terminó el 2 de febrero de 1783. A comienzos del mismo se situó en Ceuta un navío, una fragata y 3 jabeques. En Algeciras también un navío, una fragata y 3 jabeques. El Teniente General Barceló cruzaba las aguas del Estrecho con 5 jabeques, 12 galeotas y 20 lanchas cañoneras. Mientras que los ingleses sólo disponían en esos momentos de un navío (HMS Panther), 3 fragatas y 2 bergantines. Para evitar que estas fuerzas de bloqueo se vieran sorprendidas por las escuadras británicas había en Brest, bajo el mando de Miguel Gastón, 20 navíos españoles más otros 20 franceses. En Cabo Espartel se encontraba Luis de Córdoba con 16 navíos y Juan de Lángara en San Vicente con 10 navíos. Lógicamente en el transcurso de la guerra estas disposiciones iniciales variaron sustancialmente.
Este bloqueo no fue satisfactorio del todo ya que varios convoyes pudieron llegar al Peñón para abastecerlo en los momentos más críticos, pero que tuvo a la escuadra ligera de Antonio Barceló como los adversarios más temidos por los británicos, tanto por el gran uso de las lanchas cañoneras, que se acercaban incluso a los muelles del enemigo, como los rápidos jabeques o bergantines que acosaban como lobos a las desprevenidas embarcaciones inglesas que querían entrar o salir de Gibraltar. Buques mandados y tripulados por gente experta, y bien conocedora de su oficio, que puso en aprietos muchas veces a unidades mucho más poderosas. Baste la coplilla, que por entonces circulaba en Cádiz, sobre la efectividad de Barceló para hacernos una idea:
"Si el Rey de España tuviese cuatro como Barceló,
Gibraltar fuera de España, que de los ingleses no".
No hay que olvidar que esta fue la ocasión que más cerca tuvo España de conseguir recuperar la Plaza por las fuerza de las armas.
1 de Julio de 1779 - Ordenanza de Corso para la Armada.
Ha salido a luz la Ordenanza expedida a 1º de julio de 1779, adicional a las generales de la Real Armada, sobre presas que hicieren los navíos y demás bajeles de ella; por la cual ampliando el Rey N. Sr. Al Cuerpo de su Real Marina las gracias que merece el incesante trabajo de aquella carrera, y para añadir a los empleados en el mismo servicio un estímulo que además del pundonor característico de la nación avive su esfuerzo a subyugar y destruir a los enemigos de la Corona.
Ha resuelto S.M. sin dejar de tener presente lo establecido sobre presas en el título 5, del tratado 6, parte I, página 418 de las Ordenanzas de la Armada, y sin perjuicio de lo prevenido en la Ordenanza de corso que se ha de observar por lo respectivo a los armadores particulares, dejar el valor íntegro de los buques de guerra y corsarios que se tomen a los enemigos a favor de los Comandantes, oficialidad y tripulaciones de los bajeles de la Real Armada que los apresen; y que si la embarcación apresada fuera mercante, los dos tercios del valor del buque y su carga quede a favor de los apresadores; destinándose el tercio restante a un fondo que deberá formarse en la Tesorería de Marina del Departamento donde entrare la presa para emplearlo en gratificaciones de las familias de los muertos en combate, todo bajo el método y reglas preescritas en los 17 artículos de que consta el mismo Reglamento.
29 de octubre de 1779 – La constancia de Gravina.
Advirtiéronse en la noche del 29 de octubre algunos fogonazos hacia la parte del Sur de la bahía de Algeciras, y el Comandante del bloqueo de mar de la Plaza de Gibraltar don Antonio Barceló dispuso que se pusiese a la vela a media noche el jabeque San Luis, que mandaba interinamente el teniente de fragata don Federico Gravina, el cual ayudado de remolques por el poco viento se puso en medio del canal, desde donde bordeando hasta el día descubrió desde sus topes una embarcación de vela redonda que se dirigía a la Plaza enemiga.
Inmediatamente emprendió su caza, llamándola cuando la tuvo a proporcionada distancia, con un cañonazo, y repitiendo hasta cuatro afirmó con el último la bandera española, pero la embarcación continuaba su rumbo sin podérsele aun distinguir su pabellón hasta que más próximo el jabeque, y reconociendo ser una fragata corsaria de 26 cañones, hizo señal de embarcación enemiga a la escuadra de bloqueo, en cuya consecuencia se levaron inmediatamente los nombrados el Murciano y San Sebastián del mando de don Miguel Tacón y don Joseph Justiniani, haciendo todo esfuerzo para salir del canal, no obstante el vivo fuego que les hicieron las baterías de la Punta de Europa.
Seguía sin embargo su rumbo la embarcación enemiga con todo empeño, de cuyas resultas forzó de vela el San Luis y puesto ya en mayor inmediación la hacía un fuego vivo dando al mismo tiempo sus disposiciones para abordarla en momento oportuno.
Correspondía con su fuego el corsario inglés, y como halló imposible doblar la citada Punta de Europa para entrar en el fondeadero de Gibraltar se determinó a varar detrás del Peñón por la parte de Levante, eligiendo paraje que estuviese distante de las baterías de nuestra línea. Pero reconociendo este designio nuestro jabeque hizo la correspondiente maniobra para lograr su primera intención, que había sido de cortar al enemigo o de obligarle a varar debajo de nuestro fuego, a cuyo objeto debían contribuir igualmente los jabeques Murciano y San Sebastián que se acercaban ya, sufriendo también por un largo rato un fuego vivo de las baterías del monte.
A las 9 de la mañana calmó notablemente el viento, pero a fuerza de diligencias siguió su empeño el jabeque San Luis hasta ponerse a tiro de fusil de la fragata enemiga y debajo de todas las baterías de la montaña, las cuales disparaban balas y bombas contra los buques españoles.
Varó finalmente la embarcación enemiga a medio tiro de cañón de nuestro fuerte de Santa Bárbara, del cual se la hizo un fuego tan seguido que a pesar de todas las diligencias de los ingleses en enviar lanchas, con la mira sin duda de recoger la carga que llevaba, no les fue posible atracarse al corsario; y a aquel fuego correspondieron con mucho calor las baterías de la Plaza que hacen frente al mismo fuerte.
En este estado viendo el comandante del jabeque San Luis que la corriente le tiraba demasiado a tierra, exponiéndole a la continuación del fuego enemigo sin fruto alguno, determinó virar por la costa de España, y que le remolcasen los buques menores que iban en su compañía, dando fondo después en la Ensenada de la Funada.
Empleóse el resto de aquel día y todo el siguiente por parte de nuestras embarcaciones en observar de cerca de la enemiga, y por parte del Fuerte de Santa Bárbara en continuar su fuego para impedir la descarga de efectos que pudiese conducir: más en la siguiente noche por disposición del comandante general del bloqueo se puso fuego a la fragata inglesa por las lanchas del jabeque África y Trinidad sostenidas de algunas embarcaciones pequeñas, de suerte que a las 8 de la mañana de este día 1º de noviembre se halló enteramente reducida a cenizas.
2 de noviembre de 1779 – Huída frustrada.
En la noche del 2 de noviembre con viento este fresco, y a favor de la oscuridad, salió la fragata mercante Veneciana nombrada la Juventud del muelle de Gibraltar (a donde había entrado el 20 de octubre no obstante la intimación que la hicieron los jabeques del Rey de estar bloqueada aquella Plaza, y no poderse entrar en ella), con pliegos y la correspondencia del público para Londres, que había recibido el escribano de la embarcación. Y habiendo sido descubierta y reconocida al siguiente día 3 por la fragata Santa Teresa, una de las de la escuadra del mando del Brigadier don Juan de Lángara y Huarte, la envió este comandante, y también una urca sueca que conducía artillería y anclas, escoltadas ambas por la misma fragataSanta Teresa, al puerto de Cádiz en donde entraron el 5 de noviembre.
Bahía de Algeciras en un mapa de 1786.
GM del 9 de noviembre de 1779 – Un mercante valiente.
El jabeque español Santa Teresa de Jesús, de buen porte, armado con 6 cañones, 24 trabucos, las armas y municiones correspondientes y 16 hombres de tripulación que habían conducido de Sevilla al Campo de San Roque pertrechos de guerra, se retiraba en lastre a buscar carga mandado por el patrón ibicenco Antonio Ferrer, a quien lo tenían confiado por su notoria experiencia y buena conducta los dueños del mismo buque que los hermanos don Jaime y don Joseph Requerols vecinos de Cartagena con expreso encargo de no perder coyuntura alguna de sacrificarlo en servicio de la Corona.
En consecuencia hallándose fondeado el 20 del mes último en los Corralotes, costa del Cabo de Gata oyó combate en el mar y vio venir a la playa una lancha, cuyos marineros le informaron serlo de una saetía catalana que acababan de dejar en poder de una goleta o balandra inglesa que la había perseguido y apresado, pudiéndose escapar ellos.
Con esta noticia se hizo inmediatamente a la vela el patrón Ferrer tomando a su bordo 13 marineros más de dicha tripulación; y habiendo encontrado a la goleta apresadora (que era de 16 cañones y 100 hombres) se batió con ella 3 horas con la mayor bizarría hasta obligarla a huir a remo y vela, y soltar la presa, a la cual le había ya clavado los 4 cañones que montaba. Libertó también a otros 4 bastimentos españoles a que daba caza la goleta inglesa.
No contento con esto la persiguió haciendo y recibiendo un fuego muy vivo casi a medio tiro de pistola. La goleta se defendía con vigor; y el patrón Ferrer tuvo que desistir de la empresa por haberle calmado el viento y tener sus cureñas y velamen acribillados a balazos; pero no tuvo desgracia alguna ni siquiera un herido; y han entrado felizmente en el puerto de Almería así el jabeque como la saetía represada, que se nombre San Juan Bautista, su patrón Jaime Pasy, procedente de Barcelona con 3.000 fanegas de trigo, 50 barriles de harina y 200 fanegas de legumbres con destino a Málaga y Algeciras.
Son acreedores a elogio el patrón Ferrer y sus marineros por el valor, constancia y celo que han acreditado en esta acción contra un buque de muy superiores fuerzas, y por haber libertado aquellas 5 embarcaciones; como así mismo el patrón ibicenco Antonio Martiner por la inteligencia con que desempeñó la comisión de conducir la saetía represada a dicho puerto de Almería.
12 de noviembre de 1779 – Sálvese quien pueda.
En la madrugada del día 12 apresó el jabeque Águila de la dotación de Ceuta una tartana que salió de la Plaza y se dirigía a Tánger conduciendo algunas personas del vecindario. La gente tuvo tiempo de saltar a tierra; pero se dejó a bordo la correspondencia de cartas que llevaba. Esta embarcación montaba 2 cañones de a 4 y 2 pedreros. Anteriormente se había tomado un bote de la misma Plaza por los jabeques armados de cuenta del Rey y se había pasado otro con algunos desertores.
GM de 30 mayo de 1780 – Apresamiento de una gran fragata corsaria británica.
El 21 de mayo entraron en Cádiz los jabeques del Rey el Mallorquín y San Sebastián del mando del capitán de fragata don Joseph de Salazar conduciendo a la fragata inglesa del porte de 36 cañones nombrada el Emperador que apresaron haciendo el corso en estos mares.
Habían salido de aquí estos jabeques el día 15 al propio tiempo que la escuadra francesa del mando de Mr. Bausset; y a la mañana siguiente avistaron a barlovento dos embarcaciones, de las cuales una, que fue la apresada, parecía navío de 50 cañones por descubrírsele portería en el entrepuente, y la otra fragata de 30; en cuya disposición conociendo eran enemigas, emprendieron la caza, como también lo hizo la escuadra francesa que estaba aun a la vista; y aunque se adelantaron la fragata Nereida de aquella nación y los dos jabeques, pudo la embarcación pequeña enemiga por su excesivo andar perderse de vista al anochecer.
El jabeque San Sebastián del mando del teniente de navío don N. de Justiniani logró acercarse a la fragata mayor, rompiendo a las 9 y media de la noche el fuego, a que correspondió el enemigo hasta las 11 que los separó una calma, y esta impidió se pudiesen acercar el jabeque comandante y la Nereida; pero volviendo el viento a media noche, y poniéndose el enemigo en fuga a un largo, continuaron la caza los tres buques; de los cuales los dos jabeques por su mayor ligereza le fueron alcanzando en términos que a las 5 de la mañana del 17 empezaron nuevamente a hacerle fuego con las miras, a que correspondía el con sus guardatimones, dirigiéndose los jabeques a sus aletas para abordarlo, cuya ejecución ansiaban a competencia ambas tripulaciones con el mayor ardor.
Vio sin embargo don Joseph de Salazar a las seis y media que se retardaba el cumplimiento de su idea, y como se hallaba ya a menos de medio tiro de cañón le presentó el costado de su jabeque, de suerte que a la segunda descarga arrió el inglés su pabellón y se arboló a las 8 el español, distribuyéndose seguidamente los prisioneros entre los jabeques nuestros y la fragata francesa la Nereida; cuya lancha llegó a las 9 con un oficial, y a las 10 y media el todo de la escuadra francesa, enviando su general otro oficial al comandante de dichos jabeques.
Esta fragata enemiga que trae rendidos (bajado, abatido) su palo de trinquete y el tajamar, pasada la popa, desbaratado un jardín y haciendo agua, había salido de Bristol completamente equipada a corso con patentes del Rey Británico, consistiendo su artillería de 24 cañones de a 12, 10 como obuses que calzan balas de a 18, 2 de a 4, y además en la cofa 4 obuses de a 6, guarnecido el buque de pedreros y esmeriles, muchos fusiles, pistolas y demás artificios; su tripulación 193 hombres, de los que murieron 5 y hubo un herido.
Han sido tratados así los 9 oficiales que tenía como los demás prisioneros con la humanidad correspondiente, restituyendo a todos por lista sus equipajes; pues la gente que al mando del teniente de fragata don Antonio Pareja fue a marinar la presa, procedió con toda moderación. Los jabeques sufrieron algunas averías en sus cascos y aparejos, pero sin desgracia en sus tripulaciones.
GM del 26 de junio de 1780 – Probando las nuevas cañoneras inventadas por Barceló.
La noche del 26 de junio de 1780 el general Barceló dispuso 2 de unos nuevos modelos de lanchas cañoneras, provistas cada una con un cañón de a 24 libras, para probarlas sobre el terreno.
Con estas dos lanchas especiales de nueva construcción más otras dos normales que vinieron de Cartagena, siguieron las instrucciones dadas por Barceló y aprovecharon la oscuridad de la noche poniéndose a medio tiro de cañón del navío de línea británico Panther, que se hallaba fondeado en la base de Gibraltar. A las dos de la madrugada rompieron el fuego contra el navío, sin que este ni las demás baterías de mar y tierra pudiesen con el vivo y continuado fuego que hacían las lanchas, ya que gracias a su reducido porte ni las veían en la oscuridad.
Como a las tres y media ya empezaba a romper el día las lanchas cesaron el fuego, retirándose sin haber experimentado lesión alguna, y sí causándola al navío en su casco y arboladura como bien pudieron observar más tarde los vigías.
Modelo de lancha blindada de las inventadas por el general Barceló. Estas embarcaciones tenían 56 pies de quilla, 18 de manga máxima, y 6 de puntal. Portaban un cañón de a 24 libras sobre cureña naval. Iba protegida con un parapeto que se alzaba dos pies sobre la borda, forrado de hierro y tenía 14 remos por banda aunque también tenía una vela latina. Eran llamadas lanchas de fuerza y complementaban a las más numerosas y comunes lanchas cañoneras y obuseras (también llamadas bombarderas). Imagen del Museo Naval de Madrid.
GM del 7 de julio de 1780 – Un nuevo ataque al navío Panther.
Continuando en su crucero desde Ceuta a Punta de Europa los buques destinados por el Jefe de Escuadra don Antonio Barceló para impedir todo socorro a la Plaza de Gibraltar, y también para hacer la guardia al navío inglés Panther y cuatro fragatas que se hallaban en sus muelles, ocurrió en la mañana de ayer 24 que al rendir la bordada en la inmediación de dicha Punta de Europa el navío San Miguel del mando del capitán de esta clase don Juan Moreno y las fragatas la Rosario y Santa Gertrudis del cargo de los capitanes de esta clase don Baltasar de Sesma y don Anibal Casoni formados en línea, les hicieron fuego las baterías enemigas, a que correspondieron dichos 3 buques con las suyas, en cuya continuación prolongó la bordada su comandante don Juan Moreno creyendo se le presentaba la ocasión de batir el navío enemigo; pero advertida por este la intención se atracó inmediatamente a tierra, acoderándose para presentar su costado, en cuya disposición así este como las 4 fragatas y las baterías de tierra hicieron vivísimo fuego que duró por una y otra parte más de una hora, y a no impedirlo la fuerza de las corrientes y la calma que da el abrigo del monte, habría repetido don Juan Moreno las bordadas sobre los enemigos.
El comandante del jabeque San Luis don Federico Gravina, que se hallaba cruzando a la banda de Levante del monte y advirtió el fuego que hacían el navío San Miguel y las dos fragatas, fue a incorporarse con ellos pasando con la mayor inmediación a todas las baterías de tierra y buques hasta formarse con los nuestros y sostuvo el más activo fuego.
En los cuatro buques ha habido 5 heridos, uno de ellos gravemente, varios cabos principales y de labor cortados y otros daños de poca consideración.
Bibliografía: En la Red es inmensa la cantidad de recursos que hay, si estais interesados nada mejor que navegar por el proceloso océano. En papel, la revista Almoraima (Estudios del Campo de Gibraltar) es una buena fuente. También son altamente recomendables, a pesar de ser inglesas, las revistas de Osprey Military
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ResponderEliminarSería conveniente que, ya que te surtes de contenidos de otros, lo mencionaras.