Gonzalo de Berceo nació a finales del siglo XII en La Rioja y falleció después del año 1264. Es una figura fundamental en la historia de la literatura española puesto que es el primer poeta que escribió en castellano y cuyo nombre ha llegado hasta nosotros. En su niñez se educó en el Monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, luego, tras recibir en Palencia una educación muy esmerada para su época, fue ordenado sacerdote y desempeñó el cargo de notario eclesiástico de ese monasterio. Berceo es el más importante representante del mester de clerecía y contribuyó notablemente a la mejora de la lengua castellana. Toda su obra poética es de naturaleza religiosa, destacando las biografías de varios santos -San Millán, Santo Domingo de Silos, Santa Oria, etc.-y "los Milagros de Nuestra Señora", que es su obra maestra.
Durante la vida de Gonzalo de Berceo, su querido Monasterio de San Millán atravesó una fase de decadencia debido a la escasez de recursos económicos, por ese motivo, nuestro protagonista utilizó sus poesías para garantizar que la recaudación fluyera hacia las maltrechas arcas monacales -la poesía al servicio de los impuestos-. Esta es la faceta de la vida de Berceo que vamos a abordar en este artículo.
La batalla de Clavijo y el Voto de Santiago.
Veremos más adelante que Gonzalo de Berceo utilizó el Voto de Santiago como precedente de su impuesto, por eso, debemos explicar ahora que ese voto era un tributo que se satisfacía por los cristianos de Asturias, Galicia, León y Castilla durante la Edad Media. Su recaudación incrementaba los diezmos y primicias que correspondían a la Iglesia, beneficiando en concreto al Arzobispado de Santiago de Compostela como consecuencia de que el impuesto había nacido para agradecer al apóstol Santiago su participación en la batalla de Clavijo, en apoyo de los ejércitos de Ramiro I de Asturias.
Cuenta la leyenda que los cristianos decidieron dejar de satisfacer a los musulmanes el humillante tributo de las cien doncellas, y que esta actitud originó que las tropas del emirato cordobés invadieran su territorio con un poderoso ejército hacia el año 844. Enfrentadas en Clavijo las huestes de unos y otros, tuvo lugar la aparición del apóstol Santiago que luchó junto a los cristianos en un momento en el que éstos estaban al borde de la derrota. La intervención sobrenatural modificó el devenir del combate e hizo posible que los cristianos vencieran de una manera rotunda y consiguieran un cuantioso botín. Sigue contando la leyenda que Ramiro I, agradecido por la ayuda del Apóstol, instituyó el Voto, y que, desde ese momento, los fieles ofrecieron al Arzobispado de Santiago una parte de las primeras cosechas y vendimias.
Sin embargo, ya desde el siglo XVIII los historiadores opinan que la batalla de Clavijo, cuya existencia no se refleja en las fuentes documentales contemporáneas del siglo IX, fue un acontecimiento legendario que no sucedió realmente. Es más, todo parece indicar que fue inventado con la finalidad de recaudar el tributo del Voto.
Vida de San Millán de la Cogolla
De la misma manera que el Voto de Santiago nace para agradecer al Apóstol su ayuda guerrera, Gonzalo de Berceo justificó el tributo que pretendía implantar -el Voto de San Millán- en un milagro similar de este santo riojano.
San Millán nació en el seno de una humilde familia de pastores del pueblo de Berceo y vivió entre los siglos V y VI después de Cristo en la España visigoda. En su juventud se hizo ermitaño y pasó todo tipo de privaciones en la zona de Haro, dedicado a la penitencia y a la meditación. Posteriormente, fue párroco en su localidad natal de Berceo y, en la última etapa de su vida, se retiró a Suso, fundando una comunidad de monjes que, tras su muerte, se convirtió en el Monasterio de San Millán de la Cogolla. Por tanto, San Millán destacó especialmente como monje pobre, confesor y ermitaño.
Como hemos visto anteriormente, la "Vida de San Millán de la Cogolla" es una de las obras que escribió Gonzalo de Berceo y es precisamente a través de sus hermosos versos endecasílabos como nuestro poeta pretendió convertirse en creador y difusor de impuestos. Veamos como lo hizo.
Justificación del nuevo impuesto
Utilizando como modelo el precedente del Voto de Santiago, Gonzalo de Berceo sostiene que el nuevo impuesto servirá para retribuir la participación de San Millán y el apóstol Santiago en una batalla entre moros y cristianos. Así describe la aparición de los santos en la "Vida de San Millán de la Cogolla":
"Vieron dos personas hermosas y lucientes
eran mucho más blancas que las nieves relucientes.
Venían en dos caballos más blancos que cristal,
armas tales no vio nunca hombre mortal;
el uno tenía báculo mitra pontifical (Santiago Apóstol)
el otro una cruz, nunca el hombre vio tal (San Millán)
tenían caras angélicas y celestial figura
descendían por el aire a una gran presura
catando a los moros con torva catadura
espadas en la mano en signo de pavura".
Tras esta aparición, la lucha, en la que los cristianos llevaban la peor parte debido al mayor número de soldados enemigos, cambió radicalmente de signo; San Millán y Santiago dieron "golpes certeros" a las primeras filas de los sarracenos, provocando el espanto del resto de su ejército. Algunos musulmanes se repusieron de la sorpresa y lanzaron una nube de flechas sobre los dos santos y sus cabalgaduras, pero milagrosamente las saetas se volvieron contra ellos mismos, clavándose en las carnes de aquellos que las disparaban. Ante esta complicada situación, el rey Abderramán decidió huir del campo de batalla.
El combate descrito por Berceo en su "Vida de San Millán de la Cogolla" encaja, desde un punto de vista histórico, con la batalla de Simancas, que tuvo lugar en el año 939 entre las tropas de Ramiro II de León y las del califa de Córdoba Abderramán III. Formando parte de las huestes cristianas se encontraba Fernán González, conde de Castilla.
Las fuentes históricas refieren que en los momentos iniciales de la batalla hubo un eclipse de sol que aterrorizó por igual a los integrantes de los dos ejércitos. A pesar de ello, las tropas de Abderramán atacaron la población de Simancas, que fue defendida con tenacidad por los cristianos provocando muchas bajas al enemigo. En la retirada que siguió, los musulmanes cayeron en una emboscada en un terreno de barrancos y gargantas y fueron exterminados. La victoria de Simancas fue muy importante en el curso de la Reconquista, en primer lugar porque se trató de una batalla real y, en segundo, porque aseguró el dominio de las tierras ubicadas al norte del Duero e hizo posible iniciar la repoblación en los territorios al sur del mismo.
Creación del impuesto
Siguiendo su relato, Gonzalo de Berceo cuenta que el rey Ramiro II confirmó el ya existente voto de Santiago, a favor de Santiago de Compostela, mientras que el conde Fernán González instituía sobre sus territorios de Castilla un impuesto nuevo -el Voto de San Millán- en beneficio del Monasterio de San Millán de la Cogolla, en señal de agradecimiento por la ayuda celestial. Veamos como lo plasma en su obra:
"Apenas tuvieron las ganancias partidas,
a Dios y a los santos las gracias ofrecidas
confirmaron las parias que fueron ofrecidas
a los dos que hicieron las primeras heridas. (es decir al apóstol Santiago y a San Millán)
El rey don Ramiro, que esté en el Paraíso,
dio herencia al apóstol como fue prometido;
confirmole los votos como hombre comedido,
no dejó en el reino casa sin compromiso.
El conde Fernán González con todos sus varones,
con obispos y abades, alcaldes y sayones
pusieron y juraron de dar en las sazones
a la casa de San Millán estos tres pipiones". (los pipiones son una moneda medieval)
Ámbito territorial
Creado el impuesto, Gonzalo de Berceo procede a enumerar los territorios sobre los que se aplicaría para delimitar la recaudación correspondiente al Arzobispado de Santiago y la que beneficiaría al Monasterio de San Millán de la Cogolla. Es decir, el poeta estaba fijando lo que en la actualidad denominamos "el punto de conexión".
"De donde taja el río que corre por Palencia
Carrión es su nombre, según mi creencia,
hasta el río Arga, llega esta sentencia
de rendir cada casa esta benevolencia
desde Extremadura las sierras de Segovia
hasta la otra sierra que dicen Barahona,
así que hasta la mar que es allende Vitoria,
todos se subyugaran a dar esta memoria".
Forma de pago
Finalmente, las cultas estrofas de Berceo, en tetrástrofo monorrimo, especifican también la forma de pago del Voto de San Millán:
"Unas tierras dan vino, en otras dan dineros,
en algunas cebera, en alguantas carneros;
fierro traen de Álava y cuños de aceros,
quesos dan en ofrenda por todos los Cameros".
Realidad histórica
Como hemos indicado con anterioridad, el monasterio de San Millán de la Cogolla padeció problemas económicos en los inicios del siglo XIII, debido a que se redujeron notablemente las donaciones en su favor a raíz de la dura competencia entre los distintos centros de peregrinación. Fue en este contexto, sin duda, cuando se concibió la idea de crear el Voto de San Millán para obtener la parte de la recaudación del Voto de Santiago que correspondía a la zona de Castilla, en detrimento de los recursos que percibía el arzobispado de Santiago de Compostela. De una manera menos ambiciosa, se trataba también de reforzar los presentes y donaciones que se hacían de forma tradicional a San Millán, desde hacía muchos años, en una práctica obligatoria, compitiendo con la consolidada recaudación que fluía hacia la capital de Galicia.
Para conseguirlo, entre 1210 y 1240 se elaboraron por los copistas del monasterio falsos documentos del siglo X, el más importante de los cuales fue el diploma en el que el conde Fernán González de Castilla había instituido el Voto de San Millán trescientos años atrás. Todos estos documentos fueron utilizados con bastante éxito en diversos pleitos que se mantenían con otras instituciones religiosas por cuestiones económicas y recaudatorias.
Buena prueba del éxito de estos documentos es que convencieron a la cancillería regia de su autenticidad, logrando que el rey Sancho II confirmase en el año 1289 el privilegio de los votos otorgado de forma imaginaria por el conde Fernán González a favor del monasterio riojano. Aunque los documentos falsos se elaboraron durante los años de estancia de Gonzalo de Berceo en San Millán, no tenemos la certeza de que participara en su ejecución material. Lo que sí es seguro es que conocía el diploma de los votos de San Millán porque lo cita expresamente en su obra.
También es rigurosamente cierto que, como complemento de los documentos y las actuaciones judiciales, existió una campaña literaria para fomentar una mayor recaudación en la que participó decididamente Gonzalo de Berceo escribiendo su "Vida de San Millán de la Cogolla" hacia el año 1230. Esta obra se recitaba a los peregrinos que acudían al Monasterio y, por tanto, era un excelente instrumento de divulgación entre los fieles de la existencia del Voto de San Millán y la obligatoriedad de pagarlo. Además hay constancia histórica de que las obras de Berceo se recitaron por los juglares en las diversas poblaciones que iban recorriendo, incrementando su difusión entre los contribuyentes.
Conclusión.
Setecientos cincuenta años después de su muerte, Gonzalo de Berceo es considerado uno de los más importantes escritores de la Edad Media. La generación española del 98 convirtió su figura en un auténtico símbolo. Berceo tenía una clara intención didáctica a la hora de escribir sus obras: quería que los fieles aprendieran gracias a ellas. Este objetivo le hizo conseguir algo muy difícil: utilizar un lenguaje sencillo y auténtico sin olvidar la cultura eclesiástica-latina a la que pertenecía. Sus endecasílabos, que están repletos de expresiones populares y afectivas, consiguieron otorgar categoría artística a lo coloquial por primera vez en la literatura castellana. Gracias a ello, consiguió enriquecer nuestra lengua en una época tan temprana como la primera mitad del siglo XIII.
Berceo no tuvo tanta fortuna como creador y divulgador de impuestos, puesto que aunque es cierto que el Monasterio de San Millán de la Cogolla consiguió mejorar su situación económica a través de los documentos falsos, las victorias en los pleitos y la difusión poética del Voto de San Millán, no se logró el ambicioso objetivo de recaudar de manera regular el voto sobre el extenso territorio de Castilla.
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