Murió un 4 de octubre y fue enterrada al día siguiente, 15 del mismo mes.
No, no es una errata. Veamos:
Antes de Julio César todos los años eran de 365 días; pero como la Tierra tarda 5 horas, 48 minutos y 48 segundos más en completar la vuelta de su órbita alrededor del Sol, se atrasaba un día cada cuatro años, de modo que el solsticio de invierno (el día más breve del año) caía cada vez más cerca de la primavera, y poco a poco llegaría a ser verano en enero.
Julio César, para corregir esta deformidad, mandó añadir al año un día cada cuatro años, de donde vino el año bisiesto. ¿Y de donde viene bisiesto?. Al día 23 de febrero lo llamaban los romanos sexto de las calendas; o sea, día sexto antes de las calendas de marzo. Como Julio César decidió que en el año que se debía intercalar un día sería en aquel mes y en aquel día, había dos días sextos (bis sexto)en el año que tenía 366 días.
Ya estaba todo arreglado, ¿todo?. No, una aldea resistía, ahora y siempre, al invasor........digo, el Sol en su giro alrededor de la Tierra no gastaba 365 días y seis horas exactas cada año, faltan 44 minutos cada cuatro años, los cuales al cabo de 100 años llegan a completar casi un día. El día del equinocio de primavera, el 21 de marzo, del 325 se celebró el Concilio Niceno; esta era una fecha importante para la historia de la Iglesia (pero esa es otra historia), los estudiosos del año 1580 se dieron cuenta que contando hacia atrás el día del Concilio sería el 1 de abril. ¡Les sobraban 10 días!. El pagano Julio César se había equivocado en algunos minutos.
En 1475, Sixto IV pensó en la reforma del calendario, pero no se pudo adelantar nada pues murió al año siguiente. León X, en 1516, emprendió esta reforma de nuevo y se habló de ella en el Concilio de Trento. Pero la gloria estaba reservada al papa Gregorio XIII.
Este papa se valió de los conocimientos del célebre matemático y astrónomo italiano Luis Lulio, y siguiendo sus consejos, mandó que en el año 1582 se quitasen diez días al mes de octubre, de modo que al día 4 no siguiera el 5, sino el 15.
Y para precaver en lo sucesivo semejante equivocación, ordenó que de cada cuatro años centenares, sólo uno fuese bisiesto; esto es, que fuese bisiesto el año de 1600, pero no los de 1700, 1800, 1900, siéndolo otra vez el 2000, y no los tres centenares siguientes, et al.
Y volvemos al principio de nuestra historia. Como Santa Teresa murió precisamente el 4 de octubre de 1582, el día siguiente fue, de conformidad con lo dispuesto por el papa Gregorio, el 15 de octubre. De aquí el nombre de nuestro calendario: Gregoriano.
Como en Rusia, que profesaban la religión ortodoxa, no se aceptó la reforma hasta después de la implantación del régimen comunista, la celebración de la Revolución de Octubre, se commemora en noviembre (1)
(1) Esto lo escribí en 1987, todavía existía la Unión Soviética.
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