Practicamente todo lo que sabemos de la antigua medicina griega está asociado con el nombre del gran Hipócrates (460-380 a.C.). Vivió y trabajó en la isla egea de Kos durante la edad dorada de Grecia justo después de la victoriosa lucha contra Persia. La escuela médica de Kos preservó y mejoró las técnicas de Hipócrates, ésta es probablemente el origen de los escritos hipocráticos, el sumario definitivo de la antigua medicina griega.
Siempre ha sido muy discutible cuantos de estos conocimientos pertenecían directamente al propio Hipócrates, pero, lo más importante es que fundó una tradición médica que ha llegado hasta nosotros desde el siglo V a.C.. Hipócrates debe ser, y es, considerado el padre de la medicina occidental.
Su técnica era bastante científica, basada en la detenida observación de su paciente y selección del tratamiento más adecuado. La mayoría de los escritos que se le atribuyen se preocupan por la salud general del individuo opuesta a un malestar específico.. El papel del doctor, como él lo entendía, se basaba en ayudar a la naturaleza a curar al paciente.
Sus sucesores aprendieron que la prevención era mejor que la cura. La mejor manera de tener buena salud era a través de un dieta moderada acompañada de ejercicio habitual. El caminar era la recomendación habitual para una persona sedentaria.
Parece que los médicos actuales piensan lo mismo.
Más adelante, los ricos romanos tenían un médico residente en casa. La mayoría de los doctores, sin embargo, eran trabajadores públicos, pagados por el consejo local de la ciudad para que tratasen a cualquier vecino. Esto no servía para atraer a los mejor preparados; tenemos constancia que Catón el Viejo lanzó una diatriba contra un médico griego al que llamaban “El carnicero”, aunque Catón pensaba que todos los médicos griegos eran parte de una conspiración mundial para matar a todos los habitantes de Roma..
Lejos de nuestro eurocentrismo, los chinos tenían también un sistema de médicos pagados por el sistema público. Estos estaban pagados por el gobierno central. Establecido allá por el s. II a. C., al principio en las ciudades grandes, y a mediados del s. I d.C. ya llegaba a todos los rincones del Imperio. Algo que no se conseguiría en el mundo occidental hasta el s. XX.
Los chinos implantaron un sistema de entrenamiento que recogía a todos los futuros doctores, a lo largo de los siglos posteriores. Tenemos noticias de profesores de medicina en la Universidad Imperial de Lo-yang hacia el 493 d. C. En el mundo occidental, los primeros profesores universitarios de medicina los encontramos en Bagdad hacia el 931 d. C. (si podemos considerarla parte del mundo occidental de la época) y hacia 1140 en la Sicilia musulmana..
Los médicos chinos tenían la obligación de poner una linterna en el quicio de su puerta por cada paciente que se les moría. Cierta vez, un atribulado marido salió a buscar a un medico que atendiera a su esposa a punto de dar a luz. Recorrió las calles buscando, cada vez que llegaba ante la casa de un médico veía que tenían muchas linternas, doce o trece, descorazonado, pues adoraba a su joven esposa, seguía buscando. Después de mucho caminar llegó a un barrio alejado de su morada, le indicaron donde podría encontrar a un joven médico. Al llegar ante su puerta sintió una gran alegría, pues sólo vio 3 linternas. Se dijo que, por fín, había encontrado a un buen médico. Se apresuró a llamar a la puerta y explicar su problema. El joven médico se vistió rápidamente y se hizo acompañar hasta la casa de la parturienta.
Antes de entrar a ver a la mujer, el marido le felicitó por tener tan pocas linternas colgadas de su puerta. El médico le respondió entrando en la habitación:
- No es nada. Empecé a trabajar en esta ciudad esta mañana.
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