sábado, 22 de enero de 2011

La familia de Felipe II

LAS ESPOSAS

MARÍA DE PORTUGAL (1527-1545). Hija de los reyes de Portugal, Juan III y Catalina de Austria, la princesa María fue la primera esposa de Felipe II, con quien contrajo matrimonio en Salamanca, en 1543, cuando éste era todavía príncipe heredero. Murió de sobreparto en 1545, tras el alumbramiento del príncipe Don Carlos. A su estrecho parentesco (era sobrina carnal tanto de Carlos V como de la emperatriz Isabel, padres de Felipe) se atribuyeron luego las taras del primogénito.

MARÍA TUDOR (1516-1558). Reina de Inglaterra e Irlanda, era hija del primer matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón (hija menor de los Reyes Católicos) y tía, por tanto, del príncipe Felipe, al que llevaba más de diez años. Su matrimonio se celebró en Winchester en 1554, poco antes de la abdicación de Carlos V. María nunca llegó a viajar a España y su muerte, acaecida en Londres en 1558, truncó uno de los principales propósitos del enlace: imponer de nuevo el catolicismo romano en Inglaterra tras la reforma anglicana de Enrique VIII.

ISABEL DE VALOIS (1546-1568). Hija del rey Enrique II de Francia y de Catalina de Médicis, su boda con Felipe II se concertó en 1559, como símbolo de la Paz de Cateau-Cambresis, celebrándose por poderes en Notre-Dame de París. De esta unión nacieron las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. De salud delicada, la tercera esposa del rey murió en Aranjuez el 13 de octubre de 1568, meses después de que falleciera en su encierro del Alcázar de Madrid el príncipe heredero Don Carlos, con quien la Leyenda negra ha ligado su biografía.

ANA DE AUSTRIA (1549-1580). La hija del emperador Maximiliano II y de María de Austria (primo y hermana de Felipe II respectivamente), se casó por poderes con su tío en 1570. De este cuarto y último matrimonio, el más duradero y feliz del monarca, nacieron cinco hijos: infantes Fernando, Carlos Lorenzo, Diego y María (malogrados en la niñez), así como el heredero, el futuro Felipe III. Murió en Badajoz, en octubre de 1580, víctima de una epidemia de gripe, cuando acompañaba a su marido a Portugal, donde iba a ser reconocido rey.

EL HIJO

El príncipe Don Carlos (1545-1568)

Primogénito de Felipe II, todavía príncipe, y de su primera esposa, María de Portugal, nació en Valladolid el 8 de julio 1545. Huérfano de madre desde los cuatro días, su debilidad enfermiza se atribuyó a la política matrimonial de los Trastámara, Avis y Habsburgo (sus padres eran primos por doble vínculo y nietos ambos de Juana la Loca). Se crió en la corte itinerante de su tía Juana de Austria, la Princesa de Portugal y tuvo como preceptor al humanista Honorato de Juan, un discípulo de Luis Vives, quien pronto temió por la salud mental de su endeble pupilo. Acudió luego a la Universidad de Alcalá de Henares, junto a Don Juan de Austria y Alejandro Farnesio. Sin embargo, Don Carlos, que no conseguía emularles, pronto se distinguió por sus extravagancias.
En abril de 1560, un terrible golpe en la cabeza, producido al caerse por una escalera cuando iba a visitar la habitación de una joven sirvienta, le llevó a las puertas de la muerte, de la que le salvaron no sólo las prescripciones de eminentes médicos (Vesalio y Daza Chacón) sino la “milagrosa intervención” de la momia de fray Diego de Alcalá, un fraile franciscano muerto cien años antes que, a resultas de esta “milagrosa curación”, fue canonizado por Pío IV. Los problemas de los Países Bajos serían la causa de la desgracia de Don Carlos, pues se le atribuyó la participación en una conjura contra su padre el rey, destinada a proclamarle soberano de los Países Bajos. Felipe, que hacía años había ordenado vigilarle extrechamente, decidió entonces (18-19 de enero de 1568) recluirle a perpetuidad en una de las torres del Alcázar de Madrid. En este cautiverio murió pocos meses más tarde (25 de julio) en circunstancias todavía poco esclarecidas, pero que los impulsores de la Leyenda negra atribuyeron a una orden del propio rey. Esta trágica muerte, así como la especie de unos pretendidos amores con su madrastra, Isabel de Valois, una de las escasas personas del entorno real con quien había conseguido congeniar, contribuyeron a labrar la imagen del príncipe como un héroe romántico. El arte literario de Schiller y el operístico de Verdi harían todo lo demás

LAS HIJAS

ISABEL CLARA EUGENIA (1566-1633). Primogénita de Felipe II e Isabel de Valois, la muerte del heredero Don Carlos y la sucesiva desaparición de los hijos varones de Felipe II y Ana de Austria, hizo que fuera considerada durante bastantes años como la probable heredera de la Monarquía hispánica. Vivió muy cerca de su padre los asuntos de gobierno y se labró un perfil de mujer fuerte. Cuando su hermanastro Felipe parecía asegurar ya la sucesión, el rey concertó su boda con el archiduque Alberto de Austria (hijo de los emperadores Maximiliano y María), gobernador a la sazón de los Países Bajos. A ambos entregó aquel reino por el Acta de Cesión, estable- ciendo que, en caso de no tener descendencia, Flandes volvería a la Corona española. El matrimonio se celebró, muerto ya Felipe II, a comienzos de 1599. A la muerte del archiduque en 1621, por falta de herederos, los Países Bajos revirtieron a Felipe IV, quien mantuvo a su tía como Gobernadora de Flandes hasta su muerte, en 1633.

CATALINA MICAELA (1567-1597). Segunda hija de Felipe II e Isabel de Valois, fue educada junto a su hermana Isabel Clara Eugenia en las Descalzas Reales de Madrid. Contrajo matrimonio en 1585 con el duque Carlos
Manuel de Saboya (1562-1630). Tuvo diez hijos en doce años, algunos de los cuales desempeñaron un importante papel en la escena política europea del siglo XVII, y falleció de sobreparto en Turín. Fue ella quien conservó las cartas que Felipe II escribió a sus hijas entre 1581 y 1596 y queconstituyen un testimonio excepcional sobre su intimidad

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