miércoles, 5 de enero de 2011

El Catastro de Ensenada

Zenón de Somodevilla y Bengoechea nació en Hervías (La Rioja) en 1702. A los dieciocho años de edad, inició sus servicios a la Corona de España en la Armada. Tras un periodo de aprendizaje, participó con gran éxito en la organización de las escuadras que, al mando del Duque de Montemar y Blas de Lezo, conquistaron Orán y Nápoles en los años 1732 y 1733. En reconocimiento a su labor, el Rey de Nápoles -futuro Carlos III de España- le concedió el título de marqués de la Ensenada.

En su madurez fue Secretario de Guerra, Marina, Hacienda e Indias. Esta confluencia de cargos le ganó el sobrenombre de "secretario de todo". Desde estos ministerios acometió la realización de importantes obras públicas -carreteras y canales-, fomentó la investigación científica, suscribió un Concordato con la Iglesia Católica que estaría vigente durante doscientos años y, lo más importante, reorganizó la Armada -creando astilleros, construyendo poderosos buques y espiando el sistema inglés de fabricación de barcos-. De esta forma, consiguió que la Marina Real defendiera eficazmente los mares que bañaban los vastos territorios del Imperio español durante varias décadas.    

Fue nombrado Secretario de Estado y del Despacho Universal de Hacienda en 1743, extendiendo su ministerio hasta 1754. Su obra más destacada durante este periodo fue el Catastro de Ensenada. Este censo nació como elemento necesario para el establecimiento de un novedoso tributo, llamado "Única Contribución", que pretendía sustituir la maraña de impuestos (alcabalas, millones, tercias, cientos, etc.) integrantes del sistema fiscal español en el siglo XVIII. La finalidad era modernizar la Hacienda Pública e introducir una mayor justicia y equidad al gravar a todos los ciudadanos en función de su capacidad contributiva. ¡El tipo fue un socialista adelantado a su tiempo!

Para conseguir estos objetivos era necesario conocer la riqueza que existía en el país; para ello se encomendó a los funcionarios hacendísticos la ingente tarea de confeccionar un catastro, pesquisa o averiguación que reuniera toda la información posible sobre los contribuyentes, sus oficios, bienes, derechos, privilegios, etc.

El rey Fernando VI ordenó que los trabajos empezaran a partir del 10 de octubre de 1749 en las veintidós provincias de la Corona de Castilla. Como órganos de dirección del proyecto se crearon la Real Junta de la Única Contribución, a nivel central, y los intendentes, que eran los funcionarios superiores que dirigían las actuaciones en cada una de las provincias. Aunque se amplió notablemente la plantilla de empleados del Ministerio de Hacienda, la magnitud de la empresa originó que la recopilación de información se extendiera hasta 1756. ¡Siete años!

Desgraciadamente, el Catastro de Ensenada no se utilizó en la práctica puesto que se llegó a la conclusión de que la "Única Contribución" era inaplicable en aquel momento. Por tanto, se siguieron recaudando los vetustos impuestos del Antiguo Régimen durante más de cien años.

En todo caso, gracias al Catastro de Ensenada los investigadores y aficionados a la historia cuentan con una gigantesca fotografía, contenida en más de ochenta mil volúmenes, de la geografía, el gobierno, el vecindario, la riqueza y actividades de los pueblos españoles en los años centrales del siglo XVIII.   

El Marqués de la Ensenada cayó en desgracia en 1754 por una crisis con el vecino reino de Portugal, siendo condenado al destierro en Granada. Algunos años más tarde fue perdonado por Carlos III, pero volvió a ser confinado en Medina del Campo en 1766 a raíz del Motín de Esquilache. Falleció en esa localidad a los ochenta años de edad.

Para saber mas:

http://es.wikisource.org/wiki/Catastro_de_Ensenada
http://www.catastro.meh.es/esp/publicaciones1.asp

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